La intolerancia esencial de la psiquiatría, 1a parte

 Entender la intolerancia esencial de la psiquiatría significa examinar los criterios de psiquiatría respecto a “enfermedad mental.” La pregunta clave es: ¿cuáles son los criterios reales que la psiquiatría usa para decidir si somos “enfermos mentales” o “normales”?

Las “enfermedades mentales” y sus “síntomas” son votadas por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y listadas en su manual de diagnóstico, el DSM, que la Asociación revisa regularmente. En ocasiones poco frecuentes, cuando se han dado cambios socioculturales dramáticos —tales como aquellos relacionados con homosexualidad— una “enfermedad mental” ha sido eliminada por votación. Más frecuentemente, cambios socioculturales han resultado en adiciones a “enfermedad mental.”
 
La homosexualidad fue abolida por una votación de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría en 1973, y dejó de ser catalogada como enfermedad mental en el DSM-III en 1980. Sin embargo, en ese mismo DSM-III, vemos la adición en los así llamados “trastornos de comportamiento  disruptivo infantil” del trastorno por déficit de atención (más tarde llamado trastorno por hiperactividad y déficit de atención o TDAH) y trastorno de oposición (más tarde llamado trastorno de oposición desafiante o TOD).

Los “síntomas” del TOD incluyen: discute frecuentemente con figuras de autoridad, desafía activamente o se rehúsa a cumplir con sus peticiones o reglas, pierde la calma y se enoja fácilmente. Con el paso del tiempo, a estos jóvenes “disruptores”, les son administrados fuertes fármacos, incluyendo antipsicóticos; como se informó en 2012 en la revista Archives of General Psychiatry, “de 2005 a 2009, los trastornos de comportamiento disruptivo fueron los diagnósticos más comunes en visitas antipsicóticas infantiles y adolescentes.

Las aboliciones y adiciones de enfermedades por parte de la psiquiatría son una ventana a sus criterios reales respecto a sus declaraciones sobre “enfermedades mentales” — siendo sus criterios aquellos comportamientos que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría cree que producen malestar, tensión y resultan no convenientes en la sociedad de los EEUU.

Para los años de la década de los ‘80s, la sociedad estadounidense se hacía más tolerante respecto a la homosexualidad, lo cual creaba menos malestar. Sin embargo, la sociedad de EEUU se hacía cada vez menos tolerante respecto a personas jóvenes que no cumplían en lo cognitivo y comportamental con exigencias académicas y autoridades adultas, y la Asociación Estadounidense de Psiquiatría creía que estas personas jóvenes estaban causando un malestar, tensión y eran no convenientes para la sociedad de EEUU.

Para los años 1980s, el éxito académico era percibido, crecientemente, tan vital en la sociedad estadounidense, que la psiquiatría fue capaz de explotar el temor parental de que los niños no cumplieran en lo cognitivo y comportamental con las exigencias escolares y asistieran a la universidad, fracasarían en lo financiero. Con ese temor, no se prestó la atención debida a si los diagnósticos de enfermedad y tratamientos con medicamentos ayudarían a esos niños en el largo plazo. Se pensó todavía menos en si es o no deseable tener una sociedad en la que aquellos niños que no cumplen con la educación estándar deben ser considerados mentalmente enfermos. En contraste con las décadas de 1960 y los 70s, una era en la que el autoritarismo fue desafiado rutinariamente, los esfuerzos han disminuido para proveer una educación verdaderamente diversa para el numeroso grupo de niños que por naturaleza, no son dados a cumplir o a ser conformes.

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